La respuesta más fácil y corta a esta pregunta sería decir que lo que me motivo un día a salir con una maleta por la puerta de mi casa a recorrer la mitad de un continente sola, fue una promesa personal que hice en un "coaching de entrenamiento mental" en el que estuve a mediados del 2016, en el cual tenía que establecer 5 retos personales a cumplir en unos plazos determinados y que eran evaluados, de cierta manera, por las personas que me entrenaban.
“No me sentía cómoda con los patrones sociales en los que crecí. Tenía una vida llena de horarios, formalismo, hipocresía, títulos, intereses inmiscuidos y muchos estigmas.”
Sin embargo, a pesar de que esto fue el empujonsito que necesitaba para decidirme a empezar a viajar, hay muchos factores de por medio que influyeron en esta decisión y que hoy me mantienen en firme viajando pese a haberse terminado el "curso de coaching" hace más de 2 años.
Así que voy a explicarles un poco como era mi vida antes de este primer gran viaje, cuales eran mis expectativas de vida para ese momento y en el fondo porque lo hice realmente.
Crecí en un círculo social que se podría catalogar como "afortunado", con muchas más "comodidades" de las que realmente necesito y grandes "oportunidades" para desarrollarme profesionalmente en la carrera que estudie, Derecho. Debido a esto, mi gran objetivo de vida era ser Magistrada de la Corte Constitucional de Colombia, así que hacía todo lo tendiente para trabajar en este objetivo de vida; creé mi propia firma de abogados a temprana edad, frecuentaba congresos, foros, diplomados, concursos, seminarios y grupos de investigación en Derecho, incluso desde antes de entrar a la universidad. Había trabajado en otra firma de abogados (solo 6 meses, el contrato más largo que he tenido en mi vida) y en las empresas familiares, también relacionadas con el ámbito jurídico.
Aparentemente había seguido todos los pasos al pie de la letra, había aprovechado mis oportunidades y sabía que por mi ámbito familiar y social si me "portaba bien y era juiciosa" tendría un futuro prometedor como abogada.
Sin embargo, tenía sin sabores en mi vida. Siempre quise estudiar sociología, por lo que cuestionaba mucho el estilo de vida que llevaba, mis relaciones sociales, mi libertad y mi futuro. No me sentía cómoda con los patrones sociales en los que crecí. Tenía una vida llena de horarios, formalismo, hipocresía, títulos, intereses inmiscuidos y muchos estigmas.
Desde niña, me crié en las oficinas de mis padres, dibujando mientras ellos trabajaban, dormía en un par de sillas juntas y con un blazer sirviéndome de cobija mientras eran las 2 am y ellos seguían trabajando o en una reunión. Vi crecer profesionalmente no solo a mis padres sino también a los que fueron mis profesores en la universidad (pues son los mejores amigos de mi papá).
Así mismo, los vi enfermarse del estrés, maldecir cuando las cosas no salían bien, estar preocupados por amenazas, impuestos y términos legales; no estar presentes en los mejores momentos de la vida de sus hijos, no poder ir al entierro de sus familiares, divorciarse una y otra vez, enceguecerse por poder y hasta morir sin haber disfrutado la fortuna por la que tanto se mataron. Todo por la obsesión de triunfar como abogados y ser "exitosos" en términos corporativos.
Al otro lado de la barrera, también vi en mi familia la vida de empleado del Estado "estable" que se pensiona, pero que no tiene salud ni personas con quienes disfrutar la pensión (ya sea por las citas médicas y las largas filas con las que tienen que luchar día a día contra el sistema de Seguridad Social de mi país o por los miedos y barreras inculcados por la sociedad).
De igual forma, viví el estrés de ser desempleada y no encontrar un trabajo, pasar hojas de vida, esperar a que sonará el teléfono y no encontrar respuestas favorables que se ajustarán al valor de mi trabajo y nivel de formación.
Todo ello me llevo a concluir que no quería que mi felicidad y bienestar dependiera de un trabajo, de unas vacaciones 2 dos semanas al año, un nivel socioeconomico de vida o un estatus profesional. Sabía que la vida era más que esa idea que me habían vendido de "éxito". Quería calidad de vida para mi y los míos, disfrutar de cosas simples pero enriquecedoras, ver cosas diferentes a las que siempre había visto, conocer otros estilos de vida y personas, vivir nuevas experiencias, saber cómo eran los otros lugares del mundo y descubrir todo lo que había fuera de mi zona de confort.
Luego de volver de mi viaje por Sudamérica todas mis ideas preconcebidas hasta mis 21 años cambiaron. Me di cuenta que el Derecho no era mi gran pasión, que existían otros estilos de vida y se podía vivir de ellos, que el mundo tenía mucho más que ofrecer que solo peligro y que habían miles de personas dispuestas a ayudarme a cumplir mi sueño de viajar por el mundo, aún cuando no las conozca ahora. Me di cuenta que no necesitaba tantas cosas materiales para ser feliz y que no iba a desperdiciar mi vida por conseguir "lujos" que no me hacían feliz ni me llenaban el alma. Aprendí a agradecer y valorar todas las cosas que tengo, a conocerme y disfrutarme a mi misma, con mis defectos y virtudes.
Desde ese viaje todo lo poco o mucho que consigo de dinero lo ahorro, reinvierto y gasto única y exclusivamente en viajes. Me empeñe con la idea de viajar, sin importar la distancia. Deje de gastar mi dinero los viernes en la noche en fiestas a las que ni siquiera quería ir y que solo lo hacía para ser "cool" o darle "sentido" a mi vida, cenas y encuentros con personas que realmente no eran mis amigos y ropa para impresionar a otras chicas o encajar en el circulo social y laboral en el cual se desarrollaba mi trabajo y estudio. Me prometí no volver a desaprovechar mi vida en cosas que no me hacían feliz por complacer a otros, pues la vida es mía y no estoy dispuesta a vivir los sueños de otros.
Me comprometí conmigo misma a ser feliz sin importar las circunstancias y encontré en viajar mi mayor felicidad para aniquilar los problemas, sentirme inmensamente afortunada con mi vida y las oportunidades que tengo y disfrutar todo lo que tiene este planeta para ofrecernos.
Vinimos a este mundo a cumplir los sueños...
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