Frente a tus ojos está la magia que quieres ver, no hay afán. Céntrate en el presente y en el ahora. Este es el momento en que te puedes detener a apreciar -porque estás vivo y en este lugar- el lugar e instante que muchas personas en otra latitud del mundo quieren estar y vivir. Valora lo pequeño y lo grande, lo sustancial y lo elaborado, lo tuyo y lo del otro.
Apreciar lo que tienes y lo que no tienes, lo que deseas y lo que fue suficiente. En un mundo de caos, de lo instantáneo, de lo efímero, de lo precocido, de la moda pasajera, de la nueva versión disponible para comprar, nos dejamos llevar por la cotidianidad, por el día a día, por el compromiso, por la entrega, por el pago y dejamos escapar el lugar, el momento y la persona que tenemos al lado.
¿Sabías que La Luz roja del semáforo se hizo para detenerse? Detenerse a contemplar, a respirar, a tomar aire para arrancar de nuevo.
Vas a ir viendo que no se trata del destino sino del camino. Crees que conseguir te hará feliz, pero el estado de búsqueda es infinitamente eterno y nunca va a ser suficiente, así que si no eres feliz con lo que tienes ahora, no serás feliz teniendo el doble en el doble de tiempo. No vale esperar hasta el resultado para celebrar. Puedes celebrar con la escalada y con la cima, las dos hacen parte de un todo, ambas valen la pena. Disfruta el instante en el que luchas, así las cosas se compliquen a veces. Incluso con los sueños, no se trata de obtenerlos sino de la metamorfosis que VIVES en el proceso de crear y realizar. Te das cuenta que vas creciendo en ello, en el arte de cambiar, de perspectivas, de lugar, de ideales y de objetivos. Pero no olvidas porque empezaste...
Detente, ¡mira! Por favor ¡mira! Luego toma la foto, luego responde el mensaje, luego quéjate, luego haz cuentas, luego termina esa discusión que tanta paz mental de esta robando. Primero siente, antes de correr preocupado por llegar a un punto incierto, a un lugar al que ni siquiera sabes si es el lugar donde quieres estar.
Solo así se puede recordar a largo plazo y revivir el momento. Cada olor, cada rostro, cada mugresito que se te pega al zapato, casi como implorando que lo lleves a tu lugar de origen. Porque allí, en tu lugar de origen, en tu pais, en tu casa, ahi tambien esta la magia de un viaje, la magia de la vida, la magia del instante y la coneccion con la vida. El universo no requiere de estrés, de horarios, ni de citas para fluir.
Si lo quieres nutrir y ver crecer, forzar no va a servir para que florezca. ¿Haz visto un árbol angustiarse por saltarse el invierno? No, él duerme y descansa en tiempos de pausa para salir a jugar en el verano. Solo lo falso es creado automáticamente y para siempre. En cambio todo lo real tiene su tiempo. Su ciclo. Tomate tu tiempo para seguir tu corazón, tus instintos y tus deseos. Tomate el tiempo para ser tu mismo y conectar contigo, solo asi sabras que es lo que quieres y a donde quieres llegar.
¿A dónde vas tan rápido que es tan importante como para desaprovechar el instante que tienes en tus manos?
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